Podríamos definir la autoestima como la capacidad para aceptarnos a nosotros mismos tal y como somos, con nuestras virtudes y defectos; consiste en definitiva en la confianza y respeto por uno mismo. Es confiar en las habilidades y capacidades de cada uno para resolver las dificultades que aparecen en la vida. Es considerarse una persona con derecho a expresar, valorar y defender sus intereses y necesidades; pensar que se es válido, respetable y con derecho a ser feliz. Tener un buen nivel de autoestima supone un buen indicador de salud física y mental, disfrutando de manera positiva de lo que nos ofrece la vida, nos sentiremos seguros de nosotros mismos y con capacidad de afrontar los problemas cotidianos con éxito. Si por el contrario, nos sentimos mal con nosotros mismos con sentimientos de frustración e incompetencia, nos sentiremos infelices. El nivel de autoestima va a depender de la valoración que realicemos de nosotros mismos y también de la valoración que hagan las personas que son importantes para nosotros. Es un proceso que se va construyendo desde la infancia, a partir de experiencias vividas en la familia, colegio, amigos, trabajo, etc.
Pero es muy importante tener en cuenta que no es algo fijo en nosotros sino que puede cambiar; esto exige en nosotros un proceso continuo de crecimiento personal de manera que si "nos trabajamos por dentro" eso nos repercutirá "por fuera".
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